Los alumnos de Pedro

Se trata de los alumnos del taller municipal de artes plásticas, que han cerrado el curso con esta exposición de calidad, siempre bajo las órdenes de su maestro, el pintor Pedro Estremera. En realidad, las órdenes no son tales ya que, según Pedro, "Yo no impongo nada, tan sólo sigo al alumno". Eva, una de las alumnas, comenta: "Tiene una forma muy interesante de enseñar. Te deja libertad hasta que te atascas, y entonces te ayuda". Pedro lleva 6 años dando clase (aunque estuvo dos de ellos de baja) y suma ahora un total aproximado de 60 alumnos, distribuidos en clases de unas diez personas en las que, según los asistentes, se respira buen ambiente. No hay requisitos previos para formar parte de los talleres. Una vez frente al lienzo, cada uno puede expresar lo que quiera. Jesús, por ejemplo, escogió una garza para representar a su admirada María Pagés porque "movía los brazos como si fuera un pájaro". En ocasiones, la pintura sirve de terapia: Pepita Martín comenzó a asistir a las clases tras enviudar y asegura que pintando consiguió librarse de una depresión. Observando el elenco de alumnos, queda demostrado que la expresión artística no tiene edad. Desde jubilados y sin más aspiración que disfrutar de su afición, hasta otros que, como Irene, en el futuro les gustaría dedicarse a la pintura.