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Recuerdos musicales de Torrelodones
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Recuerdos musicales de Torrelodones

Por Lucía Oliveras
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Era septiembre de 1949 cuando el virtuoso pianista José Cubiles ofreció un concierto benéfico para la parroquia en el antiguo Casino de Torrelodones. Tras el éxito aceptó volver a tocar dos días después. Lo recuerda Andrés Ruiz Tarazona, gran experto en música clásica y española, que tenía 14 años cuando asistió al concierto de este músico gaditano que tocaba el piano desde los cinco años sin que nadie le enseñara. Estuvo protegido por la infanta Isabel y recorrió el mundo dando conciertos.

“Era catedrático en el Conservatorio de Madrid y bien conocido. Sencillo y amable, hablaba con todo el mundo. Tenía una casa de veraneo en Torrelodones que construyó Martínez Chumillas”. Cubiles fue fundador y primer asesor musical de Radio Nacional de España y el primer intérprete que apareció ante las cámaras de TVE en 1956.

Rafael Martínez Abad, hijo de Martínez Chumillas, recuerda de niño al maestro Cubiles tocando el piano en casa con su padre “Mi padre invitaba a muchos músicos amigos -pertenecía al Grupo de los 8 o Grupo de Madrid- y era un loco de los pianos, tenía 5 o 6 entre Madrid y Torrelodones. Conservo uno de ellos donde tocó uno de los directores de orquesta más importantes, Ataulfo Argenta, que estrenó obras de mi padre cuando empezó como pianista”.

Dice Ruiz Tarazona que en aquella colonia de veraneo se prodigaban más las orquestas para el baile. Ni siquiera prosperó el intento de levantar un templete o kiosko en el pueblo para bandas musicales. Los amantes de la música ‘culta’ la disfrutaban en sus casas estivales también con sus discos de pizarra y los tocadiscos eléctricos. En las pandillas siempre destacaba alguno en la guitarra o al piano por su buen oído, “había muchos aficionados, pero la gente de dinero no se dedicaba profesionalmente, el músico tenía fama de pobre, excepto aquellos pocos que triunfaban”.

El Maestro Rodrigo, ‘El lirio azul’ y el Concierto de Aranjuez

En Torrelodones también estaba ‘El lirio azul’, la casa de Joaquín Rodrigo y su mujer, la pianista turca Victoria Kamhi. El Maestro Rodrigo nació el día de la patrona de los músicos, Santa Cecilia. Ciego desde los tres años por una infección, esto no le impidió comenzar sus estudios musicales a los 9 años. Sus obras siempre las escribió en Braille. En París pasaría años de estudio, allí conoció a su mujer y se quedarían durante los años de la Guerra Civil.

Andrés Ruiz Tarazona le conoció entrevistándole para Radio Clásica y luego siguieron frecuentándose. Cuenta que siempre le preguntaba al verle: “Tarazona, ¿qué día hace hoy?”. Rafael Martínez, por su parte, recuerda mucho a Victoria, “valía muchísimo y la recuerdo con su peculiar acento”. Ella dejó su carrera y se convirtió en los ojos del maestro.

El estreno mundial del Concierto de Aranjuez fue en 1940 y allí estuvieron el padre Rafael y su hermana mayor María Teresa. Se cuenta que esta obra está inspirada en la luna de miel del maestro Rodrigo en Aranjuez y en el nacimiento malogrado de su primer hijo donde casi muere Victoria. Esta primera obra para guitarra y orquesta en España encumbró a Joaquín Rodrigo a la fama internacional y se sucedieron los premios y reconocimientos. Entre otros recibió el Premio Nacional de Música, el Premio Príncipe de Asturias y en 1991 el título de Marqués de los Jardines de Aranjuez.

Ese mismo año, los días 25 y 26 de abril, el Teatro Bulevar de Torrelodones se llenó con 800 invitados -no hubo entradas a la venta- para presenciar la primera interpretación flamenca de Paco de Lucía sobre el Concierto de Aranjuez acompañado por la Orquesta de Cadaqués. Estuvo organizado por la Sociedad Estatal V Centenario y la compañía discográfica PolyGram para la grabación de un disco y con la presencia de TVE. “Convencí a Paco para que lo hiciera, él no había estudiado solfeo pero era excepcional, porque todo lo hacía magistralmente de oído”, recuerda Andrés Ruiz Tarazona.

Decía Paco de Lucía de esta alabada interpretación que tocaba el concierto “tal como viene en la partitura, pero nunca lo oí tocado a ritmo y ahí es donde quería hacer mi interpretación”. La grabación se completó con tres piezas de la Suite Iberia de Albéniz. La portada del disco refleja un momento único de aquel concierto, cuando Joaquín Rodrigo subió al escenario del Bulevar para escuchar, sentado junto a Paco de Lucía, el segundo movimiento del Concierto, el Adagio, que se ofreció como propina.

Aún encontramos en esta historia otra conexión con Torrelodones, porque Rafael Martínez fue amigo de pandilla de Paco de Lucía, en una Peña Flamenca a la que acudían en el centro de Madrid. “Le acompañé a varios de sus conciertos e incluso tocó con mi guitarra”, recuerda. Pero la afición por el flamenco le vino de un tío suyo soltero. “A mi padre le aburría este Arte, porque lo consideraba demasiado serio... aunque compuso tres piezas de aire popular flamenco”. Porque además de arquitecto, Manuel Martínez Chumillas fue un enamorado de la Música y se rodeaba de ella. Sus obras aún están por descubrirse y sus hijos están recopilando sus partituras.

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