Torrelodones

Torrelodones y sus mujeres

Miércoles 23 de abril de 2014
Hace unos días, en la inauguración de la exposición ‘Femineidades’ en la Casa de Cultura de Torrelodones, una de las artistas que participan en la muestra reflexionaba que
“hay que ser muy fuerte para ser mujer en esta sociedad”. En pleno siglo XXI, las diferencias entre los géneros, aunque afortunadamente ya no son tan visibles como en otras épocas, siguen definiendo la sociedad y son muchas las voces que dicen, además, que esto sigue dificultando su avance.


Este año, la Organización de las Naciones Unidas ha dedicado la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, a defender el lema ‘Igualdad para las mujeres: progreso para tod@s’, invitando a las mujeres y hombres de todo el mundo a alzar la voz contra las desigualdades a las que se enfrentan mujeres y niñas.
¿Desigualdades en pleno siglo XXI? Sí. Las estadísticas siguen demostrando que la pobreza en el mundo tiene rostro de mujer, que el paro, también en nuestro país, afecta a las féminas más que a los hombres, que sigue existiendo la denominada brecha salarial, que el reparto de cargas en el hogar está lejos de ser igualitario, que las mujeres siguen siendo minoría en los cargos directivos de las grandes empresas... que queda mucho que hacer.
¿Cómo está la situación en Torrelodones? Las mujeres representan casi el 52 por ciento de la población del municipio. En algunas cuestiones, el municipio sigue la tendencia nacional: es el caso, por ejemplo, de los datos de empleo, en los que el paro femenino está por encima del masculino -a finales de febrero la diferencia era de 40 mujeres desempleadas más que hombres-, algo en consonancia con lo que sucede en el resto de la Comunidad de Madrid. Afortunadamente, en otros indicadores, como los casos de violencia de género, el municipio -con sólo 8 órdenes de alejamiento dictadas-, sí que presenta mejores datos respecto a la media.

La progresiva incorporación de las mujeres al ámbito laboral y, en contrapartida, la mayor implicación de los hombres en las tareas del hogar, el cuidado de los hijos y las personas dependientes, han ido suavizando las diferencias, pero estas todavía hoy siguen existiendo.

No en ámbitos como el de la política, en el que las medidas para el fomento de la participación de las mujeres en la vida social y la exigencia legal de que las formaciones políticas respeten la paridad en la presentación de las listas electorales ha conseguido en la práctica un aumento de la representación femenina en las instituciones. En la actualidad, en Torrelodones hay diez mujeres en el Salón de Plenos: cuatro concejalas de Vecinos por Torrelodones, incluyendo a la alcaldesa, y hasta seis concejalas -son mayoría frente a los hombres- en el Grupo Municipal del PP. Coinciden en señalar que no han notado discriminación en la política por razón de género.

Su situación ilustra la de muchas mujeres que tienen que conciliar la vida familiar y profesional y que intentan no dejarse nada en el camino. Elena Biurrun, por ejemplo, reconoce que hay algo que impulsa a las mujeres a convertirse prácticamente en “supermujeres” para estar a todo, al trabajo y a la vida familiar. Aunque asegura que en su casa se concilia “y hay reparto equitativo de las tareas”, sí que reconoce que en el caso de los hijos no quiere renunciar a pasar el máximo tiempo posible con ellos. Esta es una constante en muchas de las conversaciones que mantenemos con las mujeres de Torrelodones: al final, los hijos son cosa de ellas.
“Conciliar siempre es difícil, no sólo cuando estás en política”, reflexiona, por su parte, Rosa Rivet, compañera de partido de Biurrun y edil de Cultura. “Las mujeres estamos más preparadas que antes e indudablemente somos también más exigentes respecto a nuestras propias vidas a nivel personal y profesional. Además, en España, la sociedad, los horarios, no nos lo ponen fácil. Pero con organización somos capaces de hacer muchas cosas a la vez”.

Las concejalas populares también aseguran que no han notado discriminación en el mundo de la política. No así en otros ámbitos laborales. Una de las ediles populares, María Luisa Iglesias, recordaba para Vive Torre cómo su ascenso profesional hasta ser directora de una compañía hostelera -“que es un mundo muy machista”, asegura- se produjo sólo “porque mi dedicación a la empresa era el doble que la de cualquier hombre... era la única manera de que te hicieran directora”. Myriam Aguirre, también edil popular, rememora cómo tuvo que dejar el trabajo a mediados de los 80, después de casarse, cuando era directora financiera de una consultora.

Ahora, afortunadamente, la situación ha mejorado sustancialmente para las mujeres, que “han demostrado que pueden ocupar cualquier puesto de responsabilidad”. “Hemos avanzado años luz en apenas una generación”, afirma Isabel Ruiz-Tarazona, “pero a igual preparación sigue habiendo muchas trabas para determinados puestos de responsabilidad para las mujeres, y diferencias de salario. Se ha avanzado mucho en la igualdad, pero sigue quedando por hacer”, concluye Rocío Lucas, también concejala del PP.

Políticas de mujer
Hay muchas acciones de la administración que inciden directamente en el bienestar de las mujeres de Torrelodones. Elena Birrun, quien defiende que “la influencia femenina” en su partido es muy fuerte, asegura que el Ayuntamiento considera determinadas políticas, como las que tienen que ver con la mujer, como prioritarias, “son asuntos de concepto”. Destaca, por ejemplo, el esfuerzo que realiza el Ayuntamiento para facilitar a los trabajadores y trabajadoras la conciliación, flexibilizando horarios para ayudarles en esta tarea y atendiendo a las peticiones de los trabajadores a este respecto.

En cuanto a acciones relacionadas con las mujeres, Raquel Fernández, edil de Servicios Sociales, explica que se trabaja desde muy diversos ámbitos. Orientación laboral para facilitar el acceso al mercado de trabajo a mujeres que, en muchos casos, llevan años alejadas de la vida laboral y regresan empujadas por la situación económica; acciones concretas de lucha contra la violencia de género y, llegado el caso, de protección y acompañamiento de las víctimas; programas de fomento de la igualdad y programas de promoción de la salud y la educación sexual dependen directamente de la acción de la Administración local, gracias al convenio que se firma anualmente con la Dirección General de la Mujer.

Raquel Fernández reconoce que, aunque se va notando un cambio de actitudes en muchas áreas -pone como ejemplo la cada vez mayor involucración de los padres en las sesiones de la Escuela de Familia, cuando hasta no hace tanto asistían a las sesiones básicamente madres-, sigue habiendo problemas que aún tienen rostro de mujer.
“Estamos hablando de un 70 por ciento de mujeres que acuden a Servicios Sociales a pedir ayudas, frente a un 30 por ciento de los hombres”, asegura. “Para eso las mujeres somos menos orgullosas y antes de que nuestros hijos pasen calamidades, buscamos los recursos que sean necesarios”, concluye, en un intento de explicar por qué las mujeres siguen acudiendo más a estos servicios.

Su experiencia, además, le dice que algunos problemas a los que se enfrentan a diario los Servicios Sociales no se van a solucionar por mucho que se avance en la igualdad efectiva. Como el caso de la violencia de género, “que no siempre se produce por una desigualdad económica. La igualdad plena no es la que va a solucionar el maltrato”.

Avances y retrocesos
“Las mujeres somos las primeras que hemos perdido”, reflexiona Rosa Pedromingo, presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas de Torrelodones, acerca de cómo la situación actual ha acabado impactando, directamente, en la mujeres y en la defensa de sus derechos. Este colectivo, que lleva 13 años en Torrelodones, trabaja “en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, la participación política, la libertad y la independencia de las mujeres”.

Este año han centrado sus reivindicaciones con motivo del 8 de marzo en la lucha contra la reforma de la Ley del Aborto, un asunto polémico que ha suscitado un importante debate. Entre otras cosas, han entregado su Premio Dulce Chacón a la entidad Católicas por el Derecho a Decidir, un colectivo surgido en Estados Unidos en los años 70 que, desde una perspectiva católica, defiende los derechos de las mujeres y que alerta del “repunte del fundamentalismo religioso” que, consideran, “se está cebando con las mujeres”.
“Esa ley no es una demanda de la sociedad, la mayoría está en contra”, asegura Mar Grandal, presidenta de este colectivo en España. “La reforma es un ataque a la dignidad y la integridad de las mujeres. Nosotras promovemos algo muy coherente: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”, explica.

Sobre esa reforma de la Ley del Aborto, que ha monopolizado no pocos debates en nuestro país con motivo del 8 de marzo, hay casi tantas opiniones como mujeres a las que se pregunte. Incluso en el propio Partido Popular hay voces que no se muestran del todo de acuerdo con la reforma planteada por el ministro Gallardón.

Myriam Aguirre, concejala popular, cree, por ejemplo, que “no es el momento ni el tiempo” de sacar adelante esta reforma, aunque sí ve necesario revisar la ley aprobada en su momento por el Gobierno de Zapatero, que considera que fue “un grave error” en asuntos como el referido al consentimiento familiar en el caso de menores que quieran abortar. Eso sí, defiende que entre los aspectos “positivos” de la reforma impulsada por el Gobierno de Rajoy está el de que se considere a la mujer “víctima” y no “culpable” en el caso del aborto. “La sociedad no está preparada para atender las consecuencias de esta ley del aborto”, añade, por su parte, otra concejala del PP, María Dolores Gaviño.

Es un tema que, incluso, plantea dudas dentro de las propias administraciones, porque tiene repercusiones que afectarían, por ejemplo, al trabajo de los Servicios Sociales municipales. “Uno de los requisitos que pedirá es una valoración por parte de los Servicios Sociales de la mujer que quiera abortar”, explica Raquel Fernández. “Y eso supone cargar a los técnicos de una responsabilidad enorme. Una responsabilidad que le estás quitando a quien tendría derecho a ejercerla, que es la mujer, y le das a una persona que no la conoce de nada, que se va a reunir con ella dos días y va a tomar unas decisiones que no le competen. No lo digo por el trabajo que suponga, sino por la involucración que implica, como trabajador social, estar decidiendo si esa mujer puede o no abortar. Desde mi punto de vista es irracional”. Creen las concejalas del Ejecutivo que se está dando respuesta “a una demanda que no existía”.

Educación y jóvenes
Es inevitable, al hablar de la situación de la mujer y de la defensa de sus derechos, hablar también de educación. Porque a nadie se le escapa que la educación de los menores en áreas como la sexualidad, o la promoción de la igualdad y la corresponsabilidad es la mejor forma de prevenir determinadas actitudes en la edad adulta.
“Hay que educar a los adolescentes”, reflexiona Paula Sereno, edil del PP. “Hay que prevenir, estamos poniendo el tejado antes de tener la casa”.

Carolina Correa Reizabal, orientadora del IES Diego Velázquez, explica que en este centro, en colaboración con la Mancomunidad THAM, se trabaja mucho con los jóvenes en estos asuntos.

En la promoción de la salud se contemplan los conocimientos de los cambios propios de la adolescencia y la educación afectivo-sexual. Pero la tarea no es fácil. En temas como el de la educación sexual los jóvenes “siguen sin ver el peligro” por lo que, reflexiona, deberíamos pararnos a pensar “cómo se comunica y qué nivel de empatía tienen para sentirlo como algo cercano”. Esto es, cómo comunicar a las jóvenes “que lo que se les cuenta no es algo externo que nunca les va a pasar”. A pesar de los esfuerzos, sigue habiendo “mucho desconocimiento”, reconoce Marta Imaz, doctora de medicina general y comunitaria del Centro de Salud de Torrelodones y miembro del Consejo de protección al menor del municipio. “Vienen con la información del ‘teléfono estropeado’, de lo que se cuentan las unas a las otras y luego se distorsiona”.

No sólo pasa con la educación sexual. También con asuntos que tienen que ver con la igualdad de género. Como reflexiona Rosa Rivet, “la igualdad se forma desde la escuela, igual que la cultura y la tolerancia. Hay que fomentar los hábitos desde que son pequeños, a nivel educativo hay una importante tarea a realizar”. Y, como señala Raquel Fernández, el problema está en que “a determinadas edades no hay conciencia de la desigualdad”, tal vez porque en el entorno educativo no existe, lo que no se puede decir del resto de la sociead.

Esa falta de conciencia acerca de las desigualdades, empezando por las propias jóvenes, algo que confirman los trabajadores de la Mancomunidad THAM en el resumen de sus talleres con menores en centros educativos -en el caso del IES Diego Velázquez se trabaja con los menores en la prevención de la violencia en general y en particular de la de género, se profundiza sobre la educación emocional, la autoestima y toma de decisiones y se realizan monográficos especiales sobre la promoción de la igualdad de oportunidades-.
“Existe una gran resistencia, en general, a aceptar la desigualdad existente en la actualidad, considerando que se trata de algo ya superado y que las chicas priorizan la vida familiar por decisiones personales y no influidas por los mandatos de género todavía vigentes”, reflexionan los técnicos de la Mancomunidad, en su Memoria de actividades, sobre los resultados de algunos de esos talleres con adolescentes.

De otro de esos talleres destacan cómo “los chicos y chicas perciben la desigualdad y el sexismo como manifestaciones del pasado con los que no se ven identificados. En muchos casos no llegan a entender el concepto de ‘violencia de género’ y les parece que las explicaciones que se le dan en clase se trata más de ‘confrontación de sexos’ que de una apuesta común de mujeres y hombres”. Incluso alertan de que en algunas sesiones aún se escuchan “comentarios justificativos de la violencia contra las mujeres y a la que encuentran una explicación” y defienden que “es necesario seguir con la tarea de la sensibilización y prevención contra la violencia de género con adolescentes y jóvenes porque el impacto de la acción preventiva es mayor actuando desde las primeras relaciones de pareja”.

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