Miércoles 23 de abril de 2014
El proyecto de un posible campo de golf municipal en el Área Homogénea Norte está levantando algunas suspicacias que convendría aclarar, sobre todo a quienes se oponen a todo tipo de cambios en el paisaje, sea o no de utilidad.
Frente a los llamados talibanes de la ecología, esos fanáticos que son capaces de dar su vida para salvar a una lagartija en Formentera, están los que defienden un desarrollo sostenible. El hombre debe convivir con la naturaleza y con frenar un poco las ansias especulativas de los de siempre parece suficiente logro.
Por ley, los campos de golf deben ser regados con aguas procedentes de plantas depuradoras. Aunque en la zona hubiera excendente de aguas están obligados a utilizar las reutilizables. De lo contrario la Costa del Sol malagueña no sería una alfombra verde durante todo el año, incluidos los meses de restricciones y sequías severas sufridas en estos últimos periodos estivales.
Hace años el Canal de Isabel II construyó una depuradora para dar servicio a las aguas residuales de Galapagar y Torrelodones. Las denuncias de un grupo ecologista paralizaron la construcción de los colectores desde Torre a las instalaciones por un supuesto impacto medioambiental. Ahora que los Tribunales han rechazado los argumentos de los ecologistas se supone que acabaran los vertidos de las aguas fecales a los ríos, que esos mismos ecologistas no paran de denunciar. Y con las aguas de la depuradora se regarán, de sobra, todas las zonas ajardinadas del municipio, incluido el mencionado campo de golf, si es que se hace realidad.
Esto no quiere decir que haya que vivir de espalda a los verdes, ecologistas y demás fuerzas sociales que desde sus posturas utópicas frenan los desatinos que la ambición y la especulación tienden a imponerse en todo municipio. Ese equilibrio entre naturaleza salvaje y adaptación a la utilización por los humanos es la meta a alcanzar. Hay que apartar tanto a los especuladores como a los talibanes cuyo exceso de celo nos llevaría a volver a las cavernas para no deteriorar el paisaje.
En Torrelodones también hay talibanes que evitar.
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