Torrelodones

Raquel Fernández ” El reparto de la riqueza es más injusto ahora”

Miércoles 23 de abril de 2014
Raquel Fernández Benito es, además de la tercera Teniente de Alcalde, la Concejala de Servicios Sociales y Desarrollo Local, y como vocal de la THAM.

A ella le corresponde visar cada informe de emergencia social que se produce en Torrelodones. Desde su perspectiva, y ya son diez años los que vive en el municipio, “la crisis golpea a todo el mundo y aunque seamos el tercer municipio con mayor renta per cápita de la comunidad de Madrid, lo peor está aún por llegar”. Apenas recibo 3 ó 4 expedientes a la semana, que no son muchos para los 23.000 habitantes que somos, pero también estoy segura de que mucha gente que lo está pasando mal,
no pide ayuda”.

Raquel, ¿qué se entiende por emergencia social?
Es exclusivamente un problema económico en momentos puntuales. Nuestra ayuda en la THAM por tanto es puntual, si necesitan otro tipo de ayuda como una pensión no contributiva o una prestación a largo plazo hay que acudir a otras administraciones, aunque desde los Servicios Sociales siempre se asesora en el proceso.

¿Cuál es la radiografía social de nuestro municipio?
Somos el tercer municipio con mayor renta per cápita de la Comunidad de Madrid, lo que explica que los precios de la vivienda sigan siendo elevados, obviamente el ayuntamiento no puede regular el mercado de la vivienda. Se dan las circunstancias para que Torrelodones sea una zona apetecible, con casas de grandes dimensiones. La gente que ha podido acceder a ellas es gente con dinero, porque los suelos no son municipales, sino privados, y los dueños deciden lo que cuesta. En los Peñascales, por ejemplo, en algunas zonas para construir tienes que tener una parcela de al menos 1500 metros, y no todo el mundo puede permitírselo. Aún así, hay zonas más deprimidas como las calles cercanas a la estación. Allí están las casas a las que han podido acceder personas con menos recursos. Son más pequeñas, más antiguas, y por tanto más baratas. En el pueblo, las casas que vemos antiguas en ocasiones no tienen que ver con la economía; en ellas viven personas mayores que no necesitan más y prefieren vivir en el casco urbano antes que tener jardín. Esta situación ahora es buena, pero dentro de unos años no lo será tanto, porque seremos un pueblo anciano, ya que los jóvenes de ahora no podrán costearse aquí la vida.

¿Crees que la situación cambiará económicamente?
Evidentemente la renta per cápita hace que durante un tiempo la gente pueda seguir manteniéndose. Pero lo más duro en esa crisis está por ver. Mucha gente está aguantando gracias al paro y sus ahorros, pero estamos llegando a un punto en que las reservas de las familias van a tocar fondo. Empezamos a ver gente que siempre le ha ido bien y ahora ya no aguanta mucho más económicamente. La crisis golpea en todos los sitios y entran en juego variables personales, algunos se apoyan en la familia y otros en las instituciones.

Raquel, ahora que habéis cerrado el ejercicio con superávit, ¿se destinará más dinero a emergencia social?
De momento el dinero que hay destinado cubre perfectamente la demanda que tenemos de emergencia social. No vamos a aumentar esta partida puesto que las peticiones que recibimos son muy irregulares. Quizá en las mismas fechas del año pasado había menos demanda, pero todavía es pronto para prever como irá el resto del año. La mayoría son peticiones que cubrimos un par de meses o tres y luego se solucionan. Claro está que, si a finales de año la partida está desbordada, el colchón que dejamos del superávit está para emergencias.

¿Cuál es el perfil de la gente que pide ayuda a la THAM?
Encontramos casuística muy diversa, parejas de inmigrantes y mixtas que por su situación no ha podido ahorrar, pues aunque les haya ido bien han tenido que mandar dinero a sus familias que permanecen en el país de origen. Son economías muy frágiles a las crisis porque en otros casos, mejor o peor han podido vender bienes, alquilar una habitación porque tienen una vivienda grande o tienen ahorros. Pero los que viven al día y lo que ahorraban lo mandaban a sus familias, cuando se han quedado sin trabajo no tienen ni para vivir un mes.
En otras ocasiones son personas que por un motivo u otro ya habían acudido antes a Servicios Sociales- por ejemplo para tramitar los papeles o recibir asesoramiento laboral-; sin embargo, por otro lado, ahora también se presenta gente que nunca había acudido antes, cada vez son más las mujeres españolas de entre 30 y 45 años las que acuden a la THAM solicitando ayuda en emergencia social porque se han quedado sin trabajo y no pueden comprar los libros o pagar el comedor escolar, servicio que necesitan para poder conciliar.

¿Se hace un seguimiento a la gente que solicita ayuda?
Hacemos un estudio previo, para gestionar correctamente los fondos públicos y que cumplan los objetivos para los que son dados. Todo el mundo es entrevistado por un trabajador social que sigue el caso y lo evalúa. Averiguamos por qué demanda la ayuda y evaluamos su situación. Si la necesidad es puntual- por ejemplo pagar la luz porque si no la cortan, o cubrir el comedor de los niños hasta el cobro del primer sueldo- lo solucionamos lo más rápido posible. Sin embargo, si lo que tienen es una dependencia económica larga, les ayudamos a tramitar las gestiones que tienen que hacer para pedir ayuda a otras administraciones.

¿Crees que en Torre existe el fenómeno de “la vergüenza de la pobreza”?
Sí. Estoy convencida de que hay gente que lo pasa mal y no lo dice porque le da vergüenza. Lo que pasa en algunos casos es que no podemos ayudar a algunas personas porque estadísticamente no cumplen los requisitos de emergencia social. Véase los propietarios de chalés que no pueden pagar 800 euros de calefacción. A ellos no podemos concederles ayudas porque muchas otras personas necesitan esos 800 para el alquiler y dar de comer a su familia.

De los 26.000 euros que se destinan a emergencia social ¿cuáles son los porcentajes según el tipo de ayuda?
Porcentualmente la mayoría de ayudas concedidas, el 54 por ciento, corresponde a ayudas económicas de alimentos (vales de comida para que compren en los supermercados, comedores no escolares, bolsas de alimentos), seguidas de las ayudas complementarias (relacionadas con la atención al menor y a la familia con objeto de cubrir gastos de carácter extraordinario) que suponen un 29 por ciento del total; y en tercer lugar, un 6 por ciento de las ayudas concedidas son becas de comedor, un 3,54 por ciento se destinan a ayudas para la vivienda y un 2,36 por ciento a ayudas familiares.

¿Qué puede hacer el Ayuntamiento con los 23 desahucios que ha habido en Torrelodones en 2011?
Esas personas tienen una deuda con el banco, no con el ayuntamiento. Así que esas casas se las queda el banco. El ayuntamiento en este sentido no puede hacer nada. Es la ley la que tiene que cambiar. Todos deseamos que los bancos acepten las viviendas en dación de pago y que por lo menos que la deuda quede saldada, pero de momento la ley es la que avala a los bancos.

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