Miércoles 23 de abril de 2014
Como dentro de un mes nos vamos a dar cita en los diferentes colegios electorales para depositar el voto, ahora es tiempo de promesas. Es tiempo de recorrer las plazas y hacerse la foto junto a la placa conmemorativa. Es tiempo de reflexionar porque de poco sirve que nos digan y prometan lo que no se ha podido lograr hasta la fecha durante tantos años de bonanza económica.
Ahora se nos va a pedir que nos apretemos el cinturón algo más. Unos lucharán porque se acabe la hegemonía del Partido Popular o que por lo menos gobierne en minoría con los demás partidos con representación, con concejales elegidos democráticamente por todos los vecinos. Otros simplemente querrán gobernar como sea…
Lo que está muy claro, para todos, es que el próximo vencedor tendrá un desgaste letal para su partido, porque, al igual que José Luis Rodríguez Zapatero no tuvo más remedio que hacerse el harakiri en mayo del pasado año, desdiciéndose por presiones internacionales de todas sus promesas anteriores, ocurrirá a quien prometa en Torrelodones lo que no va a poder cumplir.
Y es que el vencedor, sea el que sea, o los vencedores si es que se gobierna en coalición, deberán soltar lastre. Si, muchísimo lastre en nóminas, fiestas, gastos suntuosos, ayudas a actividades culturales, deportivas… porque cuando no se ingresa tampoco se debe gastar. Lo de endeudarse es arruinar a cientos de pequeños empresarios que al final son los que pagan los platos rotos de los políticos de turno.
A lo mejor hay que empezar a concienciarse en que el uso público de muchos servicios no son del todo gratuitos. A lo mejor hay que concienciarse de que para gozar de un bienestar social alguien tiene que pagarlo vía impuestos, incrementando los actuales, o con la figura del copago.
En lo que parece que todos coinciden, todos los candidatos, claro, es que quieren que Torrelodones conserve su status serrano. Con sus dos fiestas anuales, una en el pueblo y otra en la colonia. Con sus actividades en la casa de la Cultura. Un polideportivo al gusto de los más exigentes. Así como un montón de servicios a la comunidad. Y eso es un lujo que alguien debe pagar.
Noticias relacionadas