Miércoles 23 de abril de 2014
Sentimiento arrabalero y deliciosa pasión y amargura porteñas que no perdieron un ápice de esencia sino que ganaron elegancia con los tintes jazzísticos de estos embajadores de un nuevo estilo del género inmortal.
Con recursos tan virtuosos como musicales, la flauta, el piano, el contrabajo y el chelo, en su trance, conversaron con el bandoneón notas de los grandes maestros.
La proximidad a los artistas generó un ambiente familiar que obligó a algunos a incorporarse para apreciar la cadencia de los vertiginosos aires y desaires del juego de piernas de Julio y Veronique, guinda de sensualidad, elegancia y seducción con su baile rioplatense.
Una seria puesta en escena, la de estos cinco músicos, dos de los cuales vecinos, invitados habituales en los más importantes escenarios internacionales, que se hicieron con el público desde la primera nota y dieron una magnífica lección de música M&M