Miércoles 23 de abril de 2014
Va a ser muy difícil, por razones obvias, justificar algunos gastos corrientes no imprescindibles para el municipio. Por muchos recuerdos agradables que la emisora municipal, Onda Torrelodones, en su larga historia desde que se inaugurara aquel uno de mayo del ochenta y siete. Por muchos recuerdos de todos aquellos profesionales que han pasado por sus micrófonos. Por muchos recuerdos de programas simpáticos y concursos que durante años, muchos años, han inundado el ciberespacio. Ha sido una emisora que no necesitaba luchar por contratar espacios publicitarios para su mantenimiento, ya que era un gasto municipal más.
Pero con la crisis que ya ha sido anunciada, con las restricciones que se están decretando, con las que van a seguir imponiéndose en los años venideros dado que al parecer hemos gastado lo que no teníamos, justificar un gasto no imprescindible, será algo impensable.
En pura lógica tanto las televisiones oficiales, como emisoras y demás medios informativos no tienen objeto en un mercado de libre comercio. Sólo es justificable cuando hay una carencia y el Estado debe hacer la inversión, y el gasto. Pero cuando la iniciativa privada ha cubierto el mapa de toda suerte de medios de comunicación, cuando ya tenemos internet hasta en los teléfonos móviles, es muy poco ejemplarizante que se gasten varios miles de millones de euros en mantener medios públicos por toda la geografía española.
Estos años que se nos anuncian difíciles, muy difíciles, porque aún no nos han informado, no es político hacerlo aún, de la verdadera dimensión del crack económico en que nos encontramos y a medida que pasen los meses nos irán anunciando la tormenta perfecta que se nos viene encima. Por desgracia va a afectar a todos esos gastos superfluos que veíamos como normales dado que el maná parecía no tener fin. Durante años todos han gastado, se han comprometido en nuevas nóminas, gimnasios, piscinas, empresas municipales, y ahora, cuando la recaudación no acompaña, y desde el Gobierno de la Nación dicen que hay que apretarse el cinturón, pues nadie sabe por dónde empezar a recortar. Se corre el peligro, en clave política, de perder la popularidad si se hace lo que se debe.
Vamos, que al igual que el Presidente Zapatero ha quedado liquidado como futurible, ya nadie confía en un boxeador que parece noqueado, igual futuro tienen los políticos que a nivel local anuncien que de lo que había nada. Que ya apenas llega para pagar la nómina. Que los festejos, que muchas iniciativas, habrá que repensarlas…
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