Miércoles 23 de abril de 2014
Mucha gente asegura que la navidad es una de las fiestas más tristes, y así es, porque la navidad es una de las fechas donde más se recuerda a los seres queridos que ya no están o que están lejos de nosotros; pero aunque se tenga un recuerdo agridulce, la felicidad y la alegría inunda nuestras calles.
Llega la navidad, y con ella las calles se llenan de luces, comienzan las comidas o cenas de amigos, de empresa y por supuesto familiares, sin olvidar los regalos. Son unos días de reunión donde en ocasiones es un momento de alegría y diversión y en otras un verdadero calvario por la tristeza que les embarga; por eso cada vez hay más gente que no le gusta la navidad.
Debemos hacernos una pregunta, ¿por qué no gusta la navidad? ¿Porque falta ese ser querido o porque los verdaderos valores de estas fechas han desaparecido? Posiblemente, sea una mezcla de estas dos razones. Si nos sentamos a pensar en qué se ha convertido la navidad, nada tiene que ver con lo que nos pudieron inculcar de pequeños. La verdadera fiesta religiosa y ese espíritu navideño se está perdiendo, si no se ha perdido ya en muchos hogares, para dar paso a unas semanas de vacaciones, de diversión, de reunión, pero sobre todo de consumismo y materialismo; siendo así unas fechas vacías de sentido. Cuando mucha gente piensa en las navidades, lo primero que se le pasa por la cabeza es ¿qué compramos a la familia? Y ¿qué ponemos de cena? Y ¿de comida? ¿Dónde la vamos a pasar con tu familia o con la mía? Esto no es el verdadero sentido de la navidad.
Además, este año puede ser duro por la crisis y la gente en paro; pero no solamente por este tema, que ya es difícil de por sí; sino porque les va a costar no poder comprar todos los regalos que compraban hace unos años; este momento puede desembocar en una depresión según nos asegura la psiquiatra María Fernanda del Centro Hope.
Por este motivo, este es un buen momento para cambiar algunos de nuestros valores personales y empezar a vivir la vida, a disfrutar cada momento, y lo más importante a valorar más a las personas y no todo lo material que tenemos o nos gustaría tener.
Éste puede ser uno de los problemas que no nos dejan disfrutar completamente de la navidad, tenemos que empezar a cambiar para poder ser un poco más feliz y todo está en nuestra mano.
A veces con un simple detalle se puede decir más cosas que con muchos regalos. Esos pequeños obsequios no tienen que ser materiales, y si lo son, no es necesario que sean caros; a veces es suficiente con un abrazo, un paseo o una buena conversación, y si quieres darle una sorpresa regalándole algo material puedes ser original y hacerlo tú mismo, es decir, comprar esos materiales o rescatar cosas de casa y confeccionar tu original y sentido regalo. Aunque a veces con pasar más tiempo con los tuyos puede ser el mejor presente. Compartir momentos divertidos como ir a la nieve, a patinar, al circo, al cine o simplemente jugar en casa con todos ese juguetes que hay abandonados en un rincón o el nuevo juguete que le han traído los Reyes Magos o Papa Noel. Hay que recordar que los regalos te llenan de felicidad en el momento que te los dan; luego, los problemas vuelven a aparecer, mientras que una muestra de cariño, de amor y la comunicación ayudan a superar esos baches.
Momentos tensos
Otro de los problemas que nos podemos encontrar en estas fechas es la tristeza que nos embarga cuando nos sentamos en la mesa y vemos que falta un miembro de la familia, ante esta situación es muy fácil decir que hay que estar alegres, porque es comprensible que no haya muchas ganas de fiestas. Así que María Fernanda nos aconsejó intentar sacar ese malestar que llevamos dentro y compartirlo con el resto de la gente que nos rodea “porque seguramente no seamos los únicos que estamos mal”. Además, puede ser muy bueno, escribirle una carta o dedicarle unas palabras a esa persona que falta para que desde donde esté nos de fuerzas para superar su ausencia. Después de compartir el llanto y el dolor con todos los presentes, y de reconfortarnos con un fuerte y sentido abrazo, podemos intentar pasar una noche agradable y con un poco más de alegría pensado que nuestro familiar nunca le gustaría vernos sufrir, y por él, aunque sea difícil, hay que intentar ser feliz. Este desahogo colectivo hace unión y fuerza entre los miembros de la familia, pero además suaviza la tensión que puede haber en el ambiente.
En ocasiones las tensiones no solamente aparecen por la ausencia del familiar perdido, sino por el familiar con el que nos llevamos mal y tenemos que compartir mesa. Siempre hay que evitar las discusiones familiares, y lo más importante, impedir que se haga en presencia de niños, porque son los más sensibles y susceptibles a estas situaciones y que les puede llegar a perjudicar.
Si este año estamos dispuestos a pasar unas buenas navidades e intentar solucionar los posibles problemas que se tenga con algún familiar, se puede conseguir si los dos ponen de su parte. Sentarse a hablar es muy positivo, pero es tan importante el fondo como la forma en que se haga. No es lo mismo decir una cosa a gritos, que decir la misma cosa de manera calmada, serena y con mucho respeto. Si empezamos la conversación acusando a la otra parte o echándole cosas en cara, la conversación terminará mal, porque la otra persona se siente ofendida y se pondrá a la defensiva; pero si hablamos desde nuestros sentimientos, de cómo nos sentimos, desde nuestro interior así escucharán nuestro mensaje y posiblemente lleguemos a un acuerdo y hasta a una reconciliación.
Pero no solamente una comunicación calmada sirve para arreglar algún malentendido, sino incluso, para que nuestros hijos se sientan bien cuando van a pasar las navidades con la nueva pareja de uno de sus padres. Este es un momento duro tanto para los pequeños como para los mayores, y todos por la misma sensación, miedo al rechazo y a no ser querido. Según nos comentaba María Fernanda, con mucho cariño y una conversación explicando la nueva situación se puede tener una gran acogida tanto por parte de nuestros hijos, como por los hijos de la pareja, como por la propia pareja e incluso la ex pareja; pero nunca se debe atraer al niño a esa casa a cambio de regalos, porque al final no es bueno ni para el niño ni para los padres, porque solamente les querrá por interés y eso al final termina causando frustración. Hay que recompensar los buenos actos pero nunca comprarlos.
A parte de los niños, también hay que prestarles una especial atención a nuestros mayores. Por eso, según aseguran desde la Residencia Los Peñascales “el ancianito abandonado es un mito”. La mayoría de los mayores que están en las residencias si pueden salir a sus casas lo hacen; pero si por motivos de salud el médico lo desaconseja los familiares suelen acompañarles tanto en las cenas como en las comidas claves; incluso algunos salen a cenar a casa de sus hijos pero vuelven a la residencia a dormir, ya que están acostumbrados a una rutina y cambiarles sus costumbres puede ser un trastorno para ellos.
Si por algún motivo, no pueden salir de la residencia es muy bueno ir a visitarle turnándose toda la familia para que no recibir a todos de golpe y tener más visitas, así se sienten más queridos, protegidos y cuidados.
Pero no solamente tienen las visitas de los familiares, porque en estas fechas los mayores de la Residencia Los Peñascales reciben la visita de coros rocieros, de los Reyes Magos y por supuesto, de Papa Noel que suelen ser los niños del colegio mientras cantan villancicos.
Durante meses los mayores se entretienen realizando los adornos de navidad, como el Belén o el árbol o incluso los centros de mesa para Nochebuena o Nochevieja; para luego poder brindar con los familiares en la residencia y comerse las uvas de la suerte.
Otra alternativa
Como contrapunto tenemos a los solteros, que en ocasiones también lo pueden pasar mal por no tener una pareja estable. Aunque luego, cuando la tienen ya se sabe lo que se dice siempre…”con lo bien que estaba solo”. “Por lo que no es bueno entrar en el victimismo, hay que saber apreciar lo que se tiene en cada momento”, nos confiesa María Fernanda.
Muchos deciden pasar las navidades fuera con los amigos, donde los destinos favoritos suelen ser la nieve o bien el sol del Caribe y si la economía no lo permite Las Canarias, aunque también las casas rurales son unos destinos que cada vez tienen más acogida.
Los solteros no son los únicos que deciden viajar en las navidades y pasarla de forma diferente, ya que cada vez son más familias con sus hijos o parejas.
Ésta puede ser una manera de pasar las navidades, pero lo que no debemos olvidar nunca es saber valorar a la familia y lo que tenemos, y saber comunicar todos nuestros sentimientos.
Ya lo sabes, si no te gusta como pasas las navidades plantéate algo diferente. En tu mano está ser feliz.
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