Torrelodones

Gabriel Castellano, entre el viento y la cuerda

Miércoles 23 de abril de 2014
Dice que es un músico dividido en dos: el clásico de su flauta travesera y el moderno de su guitarra. Pero su realidad es mucho más polifacética: profesor de flauta, de guitarra y bajo eléctrico en la Escuela Municipal de Música en la que trabaja desde hace dieciséis años, también es su director desde hace unos meses, además de uno de los impulsores del proyecto Roland y socio de una productora musical. Hablamos con él sobre el hilo que entreteje su cotidianeidad: la música.
¿Por qué dos instrumentos?
Primero me aficioné a la guitarra a través de la música moderna, y la estudié de forma autodidacta desde los 12 años. Luego mi tía Mª Luisa Castellano, profesora de canto, me motivó a fin de que estudiara en el conservatorio un instrumento orquestal. Me puse a estudiar flauta travesera y guitarra, además de solfeo, armonía, acústica, etc, y abandoné un poco la guitarra. Más tarde, durante unos años me gané la vida tocando la guitarra acompañando a cantautores, mientras estudiaba en el Real Conservatorio de Música de Madrid. Al acabar, empecé a trabajar tanto dando clases como conciertos de clásica, y fui abandonando la música moderna. Durante el desarrollo de mi profesión he hecho de todo: música de cámara, grabaciones de bandas sonoras de películas, arreglos, composición... Siempre me he mantenido además como profesor de flauta, pero hace unos ocho años me entró de nuevo el gusanillo por la música moderna ante la posibilidad de dar clases de guitarra eléctrica en una Escuela de Música. Son instrumentos que no tienen nada que ver, los tengo muy aislados, pero no podría decantarme por ninguno de los dos. En cuanto a la titulación que poseo, soy Profesor Superior de Flauta, pero ahora estoy dedicando más tiempo a perfeccionar los conocimientos de jazz y la guitarra.
¿Estás abierto a todas las tendencias musicales?
Absolutamente abierto, no tengo ningún problema por empezar a adentrarme en un terreno nuevo. En cuanto a las influencias, va por etapas, pero en la música clásica me declaro incondicional de Bach; me parece impresionante su aportación a la música, todavía visible muchos años después su muerte. En cuanto a la música moderna, me gustan los gutarristas de jazz, como Adam Rogers. En la productora musical Piccolo, que comparto con dos socios desde el año 97, primero nos especializamos en música clásica española, intentando sacar a la luz música que no estuviera difundida, especialmente para flauta. También hemos hecho discos con objetivo pedagógico, otros con obras que estaban enterradas en la Biblioteca Nacional y, con el tiempo, hemos ido ampliando los géneros.
¿Cómo llegaste a Torrelodones? ¿Y a ser director de la Escuela?
Vivía en Hoyo de Manzanares y hace dieciséis años me enteré que había una plaza de viento y me presenté, así que mi primer vínculo fue el trabajo. Más tarde me vine a vivir aquí. Después de tantos años, conozco bien la Escuela de Música, pero el que ahora sea director creo que es porque habiéndose quedado libre la plaza, actualmente tal vez por experiencia y por tener un perfil en el que concurren distintos aspectos necesarios para la Escuela soy la persona más apropiada. De momento sigo dando clases, pero me tengo que llevar mucho trabajo de la dirección a casa. Si continúo como director, tendré que reducir mi horario de clases.

Has pasado a la dirección de la Escuela un tanto inesperadamente tras el paso de su anterior directora, Paloma Casado, a la gerencia de la Casa de Cultura, ¿seguirás su línea?
Sí. Paloma inició un cambio importante y yo todavía estoy aterrizando. Aunque cada uno tiene su manera de hacer las cosas, voy a mantener en general la misma línea que ella inició. Además, Paloma sigue siendo responsable de la Escuela de Música como gerente de Cultura.
Recientemente hemos asistido al II Festival Roland, ¿cuál es el balance de esta iniciativa?
Uno de los logros más importantes de esta iniciativa que surgió aproximadamente hace un año y medio, ha sido el de proveer a la escuela de un departamento de música moderna consistente. También la gran diferencia es que hemos puesto en marcha los combos. Desde la empresa Roland nos han proporcionado los instrumentos (batería electrónica, sintentizadores, pianos digitales, multiefectos digitales para guitarras y bajos además de amplificación) y han colaborado con los programas (Sonar) de Producción Musical, monitores de estudio y sus interfaces de audio. También es muy importante que el Ayuntamiento nos apoye facilitando el escenario y el sonido a través de Cultura. Es algo que ilusiona tanto a los profesores como a los alumnos.

El balance es bueno, no sólo por la demanda importante que tenemos, también porque hemos conseguido aunar los esfuerzos de muchos chavales de distintas edades que vienen de lugares y con niveles diferentes.
¿Cuáles crees que son las principales carencias de la Escuela?
La principal es la falta de espacio. Me gustaría disponer de una sala de espera para los padres, más aulas polivalentes, aunar las clases que se imparten en la Casa de Cultura... Pero el proyecto está en marcha y, si hay suerte, se solucionará en poco tiempo.
¿Qué te parece el Himno de Torrelodones compuesto por Carlos González?
Carlos fue alumno de esta Escuela y alumno mío de flauta. Nos entendimos bastante bien, y a partir del momento en el que tuvo la preparación suficiente, he intentado trabajar siempre con él. Es una persona muy inteligente, muy bien preparada musicalmente, muy trabajador y con muchos conocimientos musicales. Esto lo ha sabido captar también el Ayuntamiento de Torrelodones al encargarle el Himno, el cuál estrené y del que soy dedicatario, así que me parece maravilloso. Tenerle por aquí cerca es un lujo.
¿Por qué crees que es positivo que los niños estudien música?
He de decir que la música es muy vocacional, porque es muy dura. Puedo decirlo porque tengo la experiencia como músico, como profesor y como padre de dos niñas que estudian música. En cuanto a los beneficios, creo que tener contacto con un arte hace a la gente más sensible. También te aporta disciplina y constancia, y se aprende a entender y disfrutar más de la música. Para estudiar música no es tan necesario tener aptitud, sino que te guste y trabajes mucho. Tengo buenas experiencias desde hace años con adultos que son grandes profesionales de otros sectores y disfrutan estudiando flauta.
¿Qué proyectos tienes?
Ahora dedico gran parte de mis esfuerzos al jazz, y tengo un proyecto muy interesante con otros dos profesores de la escuela, Carlos González y Antonio Calero. Queremos hacer algo con aire a jazz pero utilizando canciones estándar del pop, del rock y del jazz. Se lo hemos presentado a la empresa Roland, “Roland Jazz Proyect”, con buena acogida, pero, si Roland no se implica, entonces seremos “Torrelodones Jazz proyect” o como sea, pero pronto empezaremos a ensayar. Éste es un proyecto nuevo, pero no elimina todo lo demás. Me sigue gustando mucho dar clase a quien quiere aprender.

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