El Flamenco se consolida en Torrelodones

Aunque nos queda ya algo lejano en el tiempo, no podemos dejar de mencionar la cuarta edición del Festival de Flamenco de Torrelodones, que vivimos del 14 al 18 de noviembre.

Si bien hubo que lamentar fallos técnicos en alguno de los conciertos, como en una de las actuaciones más importantes, la de Vicente Amigo, que sufrió cortes en su parte final, la calificación global de esta importante cita del flamenco es de sobresaliente, con artistas que llenaron el escenario y muy buena acogida por parte del público. La primera actuación, a cargo del grupo Son de la Frontera, fue la que más patente hizo la atención de este festival a las nuevas tendencias del flamenco, marchándose del escenario al compás de los aplausos y con extensas ovaciones. Miguel Poveda, la siguiente cita, no decepcionó a nadie, y entre dedicaciones de sus canciones (como a Pedro Almodóvar, presente en el público) y su buen hacer, se metió de lleno al público en el bolsillo, que se puso en pie hasta cuatro veces.

El viernes fue el turno de un Israel Galván de negro riguroso y su baile “diferente”, atrevido en su coreografía, con un guiño final que acabó de conquistar a los asistentes en el que guitarrista, bailaor y cantaor terminaron intercambiándose los papeles.

El sábado llegó el esperado concierto de Vicente Amigo, cuyas entradas se habían agotado muchos días antes, y que supo estar a la altura: soleás, tangos, tarantas, bulerías, rumbas y hasta zapateo en las despedidas, que el público no dejó de aplaudir entusiasmado.

Igualmente importantes fueron los talleres paralelos que se celebraron en torno al cante y a la guitarra flamenca, que se saldaron con éxito de asistencia, así como las conferencias y el documental que se ofrecieron en el campus de La Berzosa. El acto de clausura fue un taller impartido por Silvia Marín, directora de “El flamenco vive”, con un espectáculo divertido y accesible en el que los niños pudieron experimentar con melodías y ritmos.