Miércoles 23 de abril de 2014
Torrelodones y nuestra gente se preparan para vivir estas fiestas navideñas donde nos volvernos más buenos casi por imperativo legal en cuanto es Navidad en El Corte Inglés. No obstante, ni las luces por las calles ni la proximidad de las fechas ha bastado para que el Equipo de Gobierno y el resto de concejales del Consistorio se pongan de acuerdo siquiera en permanecer todos bajo el mismo techo a la hora de debatir los Presupuestos, que se supone debe ser el Salón de Plenos del Ayuntamiento. Lástima, porque se les ha hurtado a los ciudadanos el sanísimo ejercicio del debate real y a pie de euro de dónde irán a parar sus dineros y de dónde se recaudarán estos. Si la oposición ha querido castigar a Galbeño y los suyos, con su ausencia del Pleno, en realidad les han traído el carbón de la desinformación, antes de tiempo, a todos los vecinos de Torre. Y si el Alcalde y su concejal de Hacienda han ofrecido sus cuentas con escaso tiempo, aunque dentro del plazo legal, también son responsables, al menos, del tizne de la carbonilla. Pero cuando uno está en el ruedo político debe intentar lidiar aquello que le echen; sean presupuestos “miuras”, presentados con pocos días de antelación, o aquellos que se torean solos. Este año, algunos deberían quedarse sin aguinaldo. Ese aguinaldo que, cada Navidad, hace ya muchos años, pedían de casa en casa nuestros mayores, a quienes traemos a estas páginas. Hoy, los niños de Torrelodones apenas piden aguinaldos porque tienen de todo y el pueblo se ha desparramado hasta hacer inabordable la vecindad para los pies infantiles. Hoy, nuestros niños son hijos de la mayor renta per cápita de la comarca y el aguinaldo se lo piden directamente a sus padres. Los más viejos dicen que antes, con menos, se pasaba mejor porque ya no tienen la vitalidad para irse a esquiar como lo hacen sus nietos ni saben de los mil mundos que, hoy, una videoconsola ofrece a los niños sin salir de su habitación. Se pasa mejor alrededor de una mesa bien surtida en cualquiera de los restaurantes más próximos, que en tiempos de escasez. Pero también es cierto que carecemos de mayor contacto humano, que es lo que de verdad hace más felices a las personas. Así, las alternativas de sacar las tiendas a la calle, también es muy positiva en estas fechas; la calle como lugar de encuentro y este tiempo es ideal. El mismo encuentro que los colegios de Torre también proporcionan entre nuestros niños, cantando villancicos. De ellos, todos deberíamos aprender, porque las voces unidas hacen posible aquello de Feliz Navidad.
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