Ella nos detalla que formados en equipos tienen que elegir el tipo de negocio, el nombre, el logotipo y la ubicación, también elaboran un curriculum adaptado a la empresa, deciden la forma jurídica que van a adoptar por lo que investigan los trámites legales necesarios y elaboran sus propios estatutos. Además de hacer la descripción técnica del proceso productivo y un estudio de aprovisionamiento, también abordan el estudio económico y de viabilidad elaborando la contabilidad, decidiendo los recursos humanos necesarios, realizando un plan de marketing y sin olvidar la responsabilidad social corporativa que como señala Charo “no debe faltar en ninguna empresa hoy en día”, ya que significa una oportunidad para añadir valor a su sostenibilidad y la de su entorno, cuando se comprometen en respetar y promover los derechos de las personas, el crecimiento de la sociedad y el cuidado del medio ambiente.
Para esta profesora, parte de la formación de un futuro emprendedor o emprendedora es saber defender su proyecto en público, por lo que en su asignatura presentan su plan de empresa a sus compañeros y profesores y también se envían a varios concursos que convocan diversas universidades. Charo afirma que “es un gran esfuerzo pero también una recompensa”. Y así ha sido, porque Taste Spain y Happy Sweet fueron los finalistas en el concurso de la Universidad Nebrija. Taste Spain— que fue premiado al proyecto mejor presentado—se trata de un local multifuncional con restaurante, tienda y escuela de cocina basado en la promoción de productos españoles. También consiguió el segundo premio en el desafío Junior Empresarial del ESIC donde se presentaban 450 equipos de toda España.
Para estos jóvenes, éste es un buen ensayo para la vida real ya que el mercado les va a poner un listón muy alto para encontrar un lugar donde desempeñar sus conocimientos y a la vez conseguir los recursos económicos necesarios para subsistir dignamente.