16 de abril de 2024, 13:21:57
Torrelodones


Apellidos de Torrelodones (III): La familia García de Leániz



Esta historia familiar se remonta al verano de 1907. La enfermedad de pulmón de Pedro -uno de los ocho hijos del matrimonio de Javier García de Leaniz y Arias de Quiroga con Pilar Aparici y Cabezas- los trae a alquilar una casa para el verano en Torrelodones por recomendación médica. Dos años después estrenan su propia casa en una finca de una hectárea que compran en la ‘Colonia agrícola La Victoria’, en el sitio de la estación, que llamaron ‘Torresana’, con la esperanza de que el aire sano de Torrelodones curara al pequeño. Curiosamente este nombre es hoy considerado el gentilicio de la localidad.

Javier García de Leániz y Arias de Quiroga fue un destacado jurista y político que se dedicó a cuestiones pedagógicas y financieras. Gracias a su cargo como subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, en 1924 trajo las primeras escuelas públicas a la localidad. En agradecimiento, el Ayuntamiento le dedicó una calle, aunque tratara de cambiarlo, con humildad, por el nombre de su esposa. Finalmente, a Pilar Aparici se le dedicó también una calle por haber cedido terreno para abrir este vial.

Al fallecimiento del bisabuelo en 1945, la finca se repartió entre los hijos, que a su vez se la vendieron a su hermano Pedro. Junto a su mujer Carmelita de la Torre y sus siete descendientes: Pedro, Carmen, Pili, Tere, Jose, Conchi y Javier, mantuvieron ‘Torresana’ como lugar de vacaciones.

Carmen recuerda esos veranos como muy felices. “De niña avisé a mis padres de que yo viviría en Las Marías porque era mi lugar favorito”. Y allí se instaló con su propia familia en 1975. “Mi primera sensación fue horrible porque en invierno no había nadie, solo éramos nueve familias nuevas y los pocos que vivían todo el año”. Cuenta que “entre cinco amigas abrimos una tienda con el primer estanco en la Colonia”.

Torresana

Tras el último reparto de la finca, Conchi, la pequeña, aún permanece allí. Cuenta que ‘Torresana’ tenía siempre abierta la puerta y estaba llena de gente. “Todo el mundo pasaba a desayunar, también el joven cura Fernández Baldor, que llegaba con su moto”. La familia era numerosa y tenían muchos amigos.

Era el tiempo de las pandillas de veraneantes que iban de casa en casa, al cine de la Gardenia y la bolera y a los bailes del Casino. Conchi, que estaba muy unida a su hermano Javie, cuenta que fue su marido -cuya familia era propietaria del Monte Panarras- quien le puso el mote de ‘La Vieja’, porque “solía bromear poniéndose un pañuelo en la cabeza cuando jugaba de portero al fútbol”.

El Minifútbol

Javier ‘La Vieja’, nombrado a título póstumo ‘hijo adoptivo de Torrelodones’ en 2016 fue quien, junto a su familia, dio a Torrelodones el Minifútbol. Era un entusiasta del fútbol y amigo de veraneantes y de jóvenes del pueblo.

“Le propuso a nuestro padre usar el antiguo campo de tenis de Torresana para los partidos”. Sus padres accedieron, orgullosos de la filosofía del ‘Mini’: unir a un pueblo que tenía muchas diferencias sociales. Comenzó siendo un juego entre amigos en 1971 y por un programa de TVE fue conocido en toda España, “incluso vino el famoso locutor José María García”. Alguien describió este fenómeno social de los jóvenes de entonces como “aquellos benditos locos que cambiaron la manera de sentir de un pueblo”.

La hija pequeña de Javier, Soco, recuerda que su padre “tenía mucha imaginación y desparpajo”. Todo eran bromas creativas y una fiesta continua con muchas ganas de pasárselo bien. “Mi madre, desde la sombra, siempre le dio su apoyo”. El Minifútbol saltó al espacio público consolidando su función social y su hijo, Lea, mantiene un legado que es para todo el pueblo.

Las ‘Garciladas’

En esta reunión de recuerdos, primas y tías cantan juntas el “himno del Mini” y se reconocen como una familia divertida a la que nunca le ha gustado destacar y que han perseverado en mantener sus valores. Nos cuentan que desde los 90 existe la tradición de reunirse todos los García Leaniz en lo que se conoce como ‘Garciladas’.

Los 28 primos, la mayoría viven en Torrelodones, lo siguen intentando siempre que pueden. Las primas presentes dicen con orgullo que más que primas son amigas. Rememoran las excursiones en jeep con el tío Javier a lugares favoritos como “el puente romano, la presa en Panarras...”, veranos contagiados del ambiente festivo de los mayores, aventuras en el medio natural que impactan a quienes llegan de la ciudad...

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