El año pasado ya se hizo una primera conexión informal gracias a que dos científicos—Ana Justel y Javier Benayas— tenían cercanía familiar con el colegio. Este año se solicitó formalmente la videoconferencia y para júbilo del grupo escolar tuvieron la sorpresa de que uno de los científicos, Carlos Angulo, fue alumno del Diego Velázquez de Torrelodones. Su padre también tuvo la oportunidad de saludarle desde el aula.
Conociendo la Antártida a tiempo real
Esta segunda base española se encuentra en la volcánica Isla Decepción—a mil kilómetros de una ciudad habitada en el continente americano y a unos trece mil de España—siendo una de las 65 bases de 30 países presentes en la zona. El Tratado Antártico vigente desde 1961 consiguió refrenar las tensiones soberanistas de varios países y acordaron una presencia internacional sólo para fines pacíficos y científicos.
Los científicos comenzaron explicando que la Antártida es “el gran laboratorio para la ciencia en beneficio de la Humanidad”. Su superficie es más grande que Europa y es un gran desierto de hielo constituyendo la mayor reserva de agua dulce del Planeta.
Los proyectos de investigación que se llevan allí acabo tienen que ver con el medio ambiente, biodiversidad, biología marina, geología, climatología, sanidad, entre otros y se realizan durante los tres meses del verano austral.
También invitaron a apadrinar pingüinos. Explicaron que mediante un formulario de solicitud se elige un nombre, luego remiten un certificado con la foto del pingüino apadrinado con el compromiso de cuidar el medio ambiente para que esta especie pueda subsistir.
Tras las preguntas del alumnado del colegio, llegó el momento con más expectación que fue ver el exterior de la base a pesar de que el viento era muy intenso y sorprendieron con una despedida afectuosa colocando un cartel con la distancia que existe hasta Torrelodones.
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