Mabela Regueras, grabado ecléctico

Esta artista – afincada en Torrelodones desde hace once años – que viene del mundo de la cerámica y la pintura, ha encontrado en el grabado su forma de expresión más personal, con la que está cosechando más reconocimientos. Ha logrado el primer premio en un concurso internacional de grabado y una de sus obras forma parte de la exposición de grabados que se puede visitar actualmente en la Sala de Exposiciones de la Calcografía Nacional.

El 2008 está siendo un buen año para Mabela Regueras: acaba de ganar el primer premio en el XV Premio Internacional de Grabado 2008 “Villa de Cebreros - El Quexigal”, con su obra “Un bodegón con azucenas azules”, que viene a sumarse a su reciente Diploma en el Certamen de Arte Gráfico para Jóvenes Creadores 2008 de la Calcografía Nacional, participando con su obra “Lagartos en el contenedor” en una muestra que se exhibe en su sala de exposiciones (C/Alcalá, 13) durante este mes de octubre. Además, en este año ha participado en una muestra de gráfica en la Biblioteca Nacional de Madrid y su obra está incluida en una exposición itinerante por tierras de Castilla y León de la mano de Caja España. Pero su afición por las artes no es reciente: Mabela cuenta que ya de niña sentía la inquietud artística, una afición que, lejos de abandonar, ha seguido cultivando con el paso del tiempo porque, como afirma, “me lo pide el cuerpo”.

Hasta hace unos años, Mabela compaginaba su vocación y formación como artista (nacida en Zamora, se tituló en la Escuela de Artes y Oficios de Salamanca) con su trabajo de enfermera, si bien en la actualidad dedica la mayor parte de su tiempo a su faceta artística. Fue la cerámica la que cautivó su primera etapa, llevándola hasta Alba de Tormes (Salamanca), un pueblo de gran tradición alfarera donde aprendió los misterios del torno y el modelado. Tras mucho cocido y esmaltado, su experimentación la llevó a la pintura, con unas obras en las que jugaba con el volumen y las distintas texturas. Fue hace diez años, en el 98, cuando encontró el grabado y decidió que era lo que más se ajustaba a los requisitos de su búsqueda. Aprendió en la Escuela de Grabado de la prestigiosa galería madrileña Brita Prinz, y de ahí fue experimentando con las diversas técnicas, como el grabado calcográfico, la serigrafía o la litografía, pasando por las técnicas aditivas, el linograbado y la xilografía, e incorporando en los últimos tiempos las técnicas digitales y electrográficas. A pesar de su mayor dificultad de ejecución, encontramos abundancia de color en sus grabados, que conjuga como un elemento artístico más, generador de sensaciones.

Tras sus muchas exposiciones en distintos puntos de la geografía española, Mabela asegura que lo suyo es el eclecticismo: en sus obras podemos ver desde lagartos al lado de teléfonos móviles a la peineta de Martirio decorada con las Tres Gracias: “Es como un estilo batidora”, comenta esta artista de talante risueño: “Me gusta mezclarlo todo, combinar lo clásico con lo moderno.” Aunque en ocasiones realiza sus grabados en un taller madrileño de xilogafía, la mayor parte de su obra la realiza en el taller de su casa de Torrelodones, donde vive con su marido (su mejor mánager) y su hija (quien también ha iniciado la senda del arte), y asegura que encuentra la inspiración allá donde va. Amante de los paseos (su principal forma de desplazamiento por el municipio), del campo y de los animales, cualquier motivo puede convertirse en uno de sus “objetos estético-plásticos”: desde una chapa de plástico a una botella o una hoja teñida por el otoño. ¿Y qué es lo que busca Mabela con sus obras? Que comuniquen, que digan algo, en definitiva, le gusten o no al espectador, al menos que le transmitan algo. Y lo consigue: sus grabados son originales y sugerentes.

Le preguntamos si está satisfecha con la oferta cultural del municipio, ante lo que comenta que, aunque no tiene un contacto excesivo con otros artistas de la zona, su sensación es que no se fomenta demasiado la creatividad: “no sólo se trata de fomentar el consumo”, argumenta, “sino también que la gente haga cosas creativas. Impulsar la creatividad, sobre todo entre los jóvenes.”