Los medicamentos, siempre con receta

La escena puede haber sucedido en cualquiera de las casi 3.000 farmacias que hay en la Comunidad de Madrid. Un cliente llega con un envase vacío de la crema anti hongos que lleva utilizando toda la vida y le pide a la farmacéutica una nueva. La farmacéutica le pide la receta y el cliente le responde que no la tiene porque “siempre me la dan sin ella”. O puede que sea un medicamento para la tensión o algo mucho más habitual aún, una caja de ibuprofeno o de paracetamol.

Pero no debería ser así. Esa crema, como los otros medicamentos que señalamos, se deben expender con receta médica, así que la profesional de la farmacia le recomendará que vaya a su médico de cabecera y vuelva con ella. Y le dará un folleto de la nueva campaña que han emprendido de forma conjunta el Colegio de Farmacéuticos de Madrid y los colegios oficiales de todas las profesiones sanitarias que pueden prescribir recetas. Lleva por lema ‘Tus medicamentos… siempre con receta médica. Por tu seguridad’ y ya avisa de que las cosas han cambiado y no habrá más tolerancia con la venta sin prescripción de todos los medicamentos que, por ley, la necesitan. Así que va a tocar ir con más frecuencia al médico.

Los impulsores de la iniciativa aseguran que se trata de garantizar la seguridad del paciente respecto a sus tratamientos, al hilo también de la preocupación surgida en los últimos años por las consecuencias de la automedicación, y del profesional de la farmacia, que se puede enfrentar a altas sanciones si dispensa medicamentos sin la correspondiente prescripción.

“Ciertamente hasta ahora habíamos sido quizá demasiado flexibles a la hora de responder a una demanda sociosanitaria de la población, porque no tienen tiempo para ir la médico, porque lo he usado toda la vida… pero en realidad son cosas que ya existían antes. Es decir, esos medicamentos, como el paracetamol de un gramo o el ibuprofeno de 600mg, por ley se tienen que dar con receta médica desde siempre”, explica a MasVive Luis Panadero, vicepresidente 3º del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.

Hay un código, un círculo en el extremo superior derecho del envase, que indica que el medicamento necesita receta, y eso recuerdan los farmacéuticos desde el mes de abril a todo el que se acerca por sus establecimientos. “Se trata de cubrir la necesidad real de las personas en cuanto a la seguridad del medicamento. El hecho de tener Ibuprofeno de 600mg en cajas de 40 pastillas no es lo normal en una persona que no tenga una patología y es raro un domicilio en Madrid en donde no hubiera una caja de Ibuprofeno”.

En este sentido, hay que recordar que la propia Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ha emitido diferentes notas sobre medicamentos de uso tan común como el ibuprofeno, el metamizol o la vitamina D, donde alerta de los riesgos para la salud y los efectos adversos que pueden provocar si no se utilizan bajo la supervisión de un profesional sanitario.

“También es verdad que hay una cierta contradicción o duda, porque hay presentaciones en menor número de comprimidos de Ibuprofeno y Paracetamol que sí se pueden dar, legalmente, sin receta. ¿Por qué unas sí y otras no? Una está financiada por el Sistema Nacional de Salud y otra no. Habría que cambiar la ley, pero eso no está en nuestras manos”, reflexiona Panadero.

La pregunta es, hasta qué punto el mensaje está calando en los ciudadanos. Explica a MasVive la farmacéutica Patricia Vega, de Torrelodones, que si la gente está enterada de estos pormenores es gracias a su colectivo. “El colectivo de médicos yo creo que no lo están explicando bien a los pacientes. Es más las farmacias las que estamos haciendo la labor divulgativa, señala.

Sobre la reacción de los clientes, reconoce que quienes no están al tanto se sorprenden -lo que son las costumbres- “pero bueno, es una realidad y tiene los días contados que la gente pueda llevarse las cosas sin recetas”. En general “lo entienden y casi todo el mundo te dice que le parece bien, aunque siempre hay alguna persona que necesita el medicamento con urgencia, que no puede ir al médico, que está desplazado… ahí sí que hay momentos en que no lo entienden, pero en general se lo toman bien”.

Vega recuerda que ya pasó lo mismo con los antibióticos hace algunos años y la gente ya se ha concienciado de que no se puede comprar estos medicamentos sin receta ni tomarlos alegremente sin la supervisión de un médico. “Imagino que con esto acabará pasando igual, que la gente se acostumbrará”.

Esta profesional aprovecha, además, para reivindicar el papel de los farmacéuticos en su trato con los pacientes más allá de la dispensación de medicamentos. “Hacemos muchas cosas que pasan totalmente desapercibidas. Yo no vendo cajas de medicamentos, con prácticamente el 90 por ciento de la gente que va a recoger su medicación hay una atención farmacéutica asociada, ver con cada paciente como toman los medicamentos, el seguimiento… los médicos les ven a veces una vez al año, nosotros les vemos todos los meses”, defiende, y concluye asegurando que el suyo “es un trabajo precioso”.

Medicamentos con DNI

Al hilo de todo esto, este año se ha comenzado a aplicar una nueva directriz europea por la que cada envase lleva un código inequívoco “para evitar las falsificaciones de medicamentos”. En España “es un problema que no nos encontramos, es muy difícil conseguir un medicamento fuera del canal farmacéutico y la veracidad de un medicamento en el canal es segura prácticamente al cien por cien, pero no ocurre lo mismo en otros mercados donde hay más libertad en la venta de medicamentos por Internet”, asegura Luis Panadero. Esto ha afectado a los embalajes de los medicamentos, que ahora vienen precintados de tal manera que se pueda comprobar que no han sido abiertos ni manipulados antes de la entrega al consumidor. Además, llevan un código QR y un número de serie.

Esta nueva normativa europea, que entró en vigor en febrero, ha supuesto un gasto adicional para las farmacias, que han tenido que renovar sus equipos para leer los códigos, que dan de alta los medicamentos en una plataforma europea común. También para la industria farmacéutica “que ha tenido que reenvasar todos los medicamentos y diseñar nuevos códigos que identifiquen cada una de las cajas”, explica Panadero, quien en principio niega que haya una relación de causa-efecto entre la entrada en vigor de esta nueva normativa europea -que hace un seguimiento mas exhaustivo del destino de cada caja de medicamento- y la iniciativa de ser más estrictos a la hora de dispensarlos.

Automedicación y seguridad

Tomar medicamentos sin la prescripción de un profesional puede traer numerosas consecuencias o efectos secundarios a nivel estomacal, de adicción, somnolencia o incluso de resistencia a antibióticos, entre otras cuestiones, advierten los profesionales. Esta última situación es la que ha convertido a España en “el primer país de Europa en resistencias bacterianas”, según la directora del Centro de Salud de Torrelodones, Fátima Bermejo, quien explica que la automedicación sin control del personal sanitario “comporta una serie de riesgos para salud que muchos pacientes no conocen y que muchas veces son graves”.

En el caso de los antibióticos, por ejemplo, “se están utilizando para procesos que no son necesarios, como enfermedades víricas, por lo que no hacen absolutamente nada, ya que solo valen para infecciones bacterianas. Además se está creando resistencia, no solo para el paciente en concreto, sino también para la población. Se están produciendo miles de muertes al año por las resistencias bacterianas. Las autoridades sanitarias están muy preocupadas”, detalla.

Detalla Bermejo que otros de los fármacos más frecuentemente utilizados sin prescripción son los analgésicos, antigripales y antitusígenos. A causa de compuestos como el ibuprofeno, entre otros, se están detectando “muchos problemas digestivos” y de “insuficiencia renal”. “De hecho, en muchos países de Europa no se vende ibuprofeno de 600mg. Solo se vende de 400mg, para no sobrepasar los 1.200 miligramos al día. Se ha bajado la cantidad porque se ha visto que se están utilizando dosis innecesarias”, puntualiza.

En cuanto a las denominadas especialidades publicitarias, aquellos productos que se dispensan sin receta, advierte que tampoco se pueden tomar a la ligera. “Sobre todo niños, embarazadas y pacientes crónicos no deberían tomar nada sin consultar antes con el médico”.

Según la responsable del Centro de Salud de Torrelodones el perfil de las personas que se automedican suele situarse en un rango de edad a partir de los 50 ó 60 años. “Sin embargo, los pacientes van teniendo mucha más concienciación”, añade. En cuanto a los motivos por los que se recurre a esta práctica, aporta una reflexión: “vivimos en una sociedad” en la que la gente “aguanta poco el dolor y cualquier frustración. Quieren las cosas en el momento”.

A este respecto, el psiquiatra y médico de medicina general de Las Rozas Mario Saura recuerda que “ninguna sustancia es inocua” y que algunas personas están “abusando mucho” de ciertos fármacos. “Se utilizan ansiolíticos, por ejemplo, que necesitan receta y que una vez que se han prescrito las personas lo usan de una forma que es distinta a la pautada”, indica. Como ejemplo de este problema cita el caso de un paciente que acudió a urgencias con una enfermedad en curso por haber utilizado un medicamento de “forma indiscriminada” porque se lo había dado una vecina. “Hay veces que se atienen más a criterios de familiares, amigos o conocidos que a los médicos, bajo la recomendación de tómate esto que a mi me fue bien”, detalla.

“El médico tiene que conocer lo mejor posible al paciente para poder prescribir un fármaco determinado y sobre todo ahora que se están descubriendo más sustancias que provocan alergias o que reaccionan de forma anómala en el organismo”, explica.

La recomendación de los profesionales es clara: tomar el medicamento tal y como se ha prescrito y, una vez terminado el tratamiento, si sobra, depositarlo en los puntos SIGRE de las farmacias, para que sean retirados.