Estudiar no es grabar en la memoria las hojas impresas de un libro, es aprender cómo leer o escuchar para finalmente OBSERVAR. Y a través de la observación mágicamente recibir el conocimiento.
¿Para qué atiborrarnos de páginas enteras de texto para solo aprobar un examen?... Es una pérdida de tiempo, ¿verdad ?.
Tenemos que devolver a nuestros hijos una manera de estudiar veraz, en donde la teoría suponga el 50% del tiempo de estudio y la otra mitad de práctica, practica y más práctica. Esto es lo que despierta y no adormece.
La manera de estudiar es la clave de todo aprendizaje. Comprender cada palabra de lo que uno lee, demostrar lo que se estudia y avanzar paso a paso desde el nivel en que cada uno realmente está, es uno de los secretos de una sana educación.
¡Por dios! Abramos las puertas a cualquier manera o inclinación educativa; y fijémonos NO en la cantidad de información que un estudiante debe de fijar en su cabeza, sino en que entienda lo que lee, observe y aplique en la vida lo que supuestamente ha estudiado. Y así profesionalizarlo y hacerlo más capaz.
El peso de la verdad sobre la educación hoy en día se encuentra paradójicamente en las gentes que abandonaron en su mayoría de estudiar, se arremangaron las manos y se pusieron a trabajar aprendiendo de ello. Convirtiéndose así en verdaderos estudiantes.
Seamos honestos, autocríticos y devolvamos a las familias su derecho a elegir la alternativa educativa que deseen para sus hij@s.
Si (
No(
